FEPECO urge a AENA obras en el aeropuerto del sur
viernes 28 de diciembre de 2018, 21:42h
Los retrasos son perjudiciales para la economía, el empleo, la sostenibilidad de las comunicaciones y para la imagen exterior de la isla
La coyuntura actual sobre el futuro a corto, medio y largo plazo que afecta al aeropuerto “Reina Sofía” Tenerife Sur, presenta una doble vertiente. De un lado, la necesidad de invertir en infraestructuras relacionadas con la construcción de instalaciones y edificios, tanto en su creación como en la conservación, mantenimiento, ampliaciones y actualizaciones que se requieran. Por otra parte, las cuestiones meramente operativas que afectan al movimiento de aviones y todas las servidumbres que lleva consigo el transporte aéreo de pasajeros y mercancías. Es evidente que todas las obras deben supeditarse a la operatividad, pero también, a las previsiones estratégicas en cuanto al crecimiento económico y social de nuestra isla. Al igual que hace AENA en otros territorios, sus decisiones inversoras y ejecutoras en Tenerife, no se deberían basar únicamente en números estadísticos, sino que tendrían que intervenir razones geoestratégicas y de conveniencia pública, como así hace frecuentemente en la Península.
La cochambrosa y obsoleta terminal de pasajeros T-1, insuficiente y precario edificio que no cubre las necesidades actuales de un servicio digno a los usuarios, unido a la fantasmagórica T-2, construida e inaugurada en enero de 2008, pero absurda e inexplicablemente clausurada al día siguiente de la ceremonia inaugural, con muchos millones de euros bloqueados y sin estrenar durante 10 años, por cierto, sin que nadie se percatara del tremendo disparate, son instalaciones necesitadas de actuaciones urgentes, que no pueden dilatarse en el tiempo. La situación actual es tan caótica que necesita remedios inaplazables.
El proyecto de AENA, que propone la solución de enlazar la misteriosa T-2, todavía sin utilización, con la vieja T-1 , a la que se le supondría un proceso de rehabilitación y modernización para adaptarla a las necesidades actuales, con un edificio entre ambas que las uniría en el espacio intermedio que las separa, técnicamente parece ser suficiente para cubrir las expectativas a corto plazo de operatividad funcional en unas instalaciones correctas que corresponderían a la entidad y categoría propias de un aeropuerto, cuyas cifras de movimientos y afluencia de pasajeros lo colocan en el podio de los aeropuertos nacionales. Pero hay que volar al futuro y para eso es necesario planificar con tiempo y orden una nueva terminal y una segunda pista, como inversiones estratégicas a largo plazo, pero pensadas desde ahora, que aseguren la conectividad de la isla por muchos años. Oscar Izquierdo presidente de FEPECO recalca: “pero cuidado, no se debe parar una obra para proyectar otra con pretendidas mejores condiciones, es el cuento de nunca empezar nada, porque la experiencia en Tenerife nos ha enseñado que cuando se utiliza este argumentario, al final ni se hace la que estaba prevista en un principio, ni nunca se ejecuta la que iba a ser mejor. Estamos escaldados de tantas ocurrencias, promesas y propuestas fantasmagóricas o grandilocuentes, que lo único que han servido es para perder el tiempo, bloquear, colapsar y no tener obras”.
Tras muchos años de pasividad e indolencia en las autoridades locales, a la hora de exigir responsabilidades y diligencia en la adecuada prestación que AENA le debe al pueblo canario y especialmente al tinerfeño, en concepto de “servicio público”, parece que ahora, por cuestiones de calendario electoral y sobre todo, por la presión de la sociedad civil, se han visto en la obligación de plantar cara al ente público que, tras iniciarse su proceso de privatización, paulatinamente va siendo menos servicio público y más puro negocio empresarial, sin obligaciones comunitarias. Como es lógico, la falta de costumbre oficial y la poca pericia negociadora de los responsables públicos isleños con este monopolio semiprivatizado, ha inducido a errores por excesos reivindicativos sin convicción, ni ganas. Oscar Izquierdo presidente de FEPECO matiza que “al final las obras no salen porque los que tienen la responsabilidad o unas veces no tienen ni proyectos, ni ideas, ni eficacia gestora o porque cuando se quiere empezar alguna obra, son precisamente ellos, quienes impiden su ejecución con maniobras dilatorias, con ocurrencias fuera de lugar y de toda lógica, para intentar disfrazar su falta de operatividad y su nula eficiencia administradora. Tenerife necesita obras en sus carreteras, aeropuertos y puertos, todo lo demás son humo que se lleva el viento y no deja fertilidad económica y social alguna”.