Felipe González ha estado con Susana Griso al día siguiente de Zapatero hacerlo con Alsina. Creo que este último se lo ha puesto fácil. La periodista de Antena 3 no le ha rebatido, al contrario de lo que hicieron con el otro ex en Onda Cero.
Le han recordado que a Nicolás Redondo Terreros lo expulsaron del partido por decir menos de lo que él dice, y él ha respondido con una recomendación: “Le pido a los líderes políticos que no induzcan a la polarización”, refiriéndose a que ahora la presión se ejerce de arriba hacia abajo, en lugar de hacerlo de abajo hacia arriba. Es decir, alguien está empeñado en jugar con la crispación como arma política. Así llevamos bastante tiempo, pero no se puede decir porque te cae la del pulpo. Yo, personalmente, siento una creciente falta de respeto a la libertad de expresión.
Ha repetido su consabida frase de: “Rectificar es de sabios, pero hacerlo todos los días es de necios”. Se lo han puesto en bandeja para incluir en la nómina de los rectificadores a Zapatero, al que le hicieron una larga cambiada el día anterior.
Luego ha dicho algo sobre Yolanda y su visita a Puigdemont a Waterloo. También se ha referido al texto de su proyecto de amnistía, y lo más suave que ha dicho es que le parece una idiotez. Con respecto a las voces de su partido que lo desautorizan, dice que son las de personas a las que les dicen cada día lo que tienen que decir. Coincido plenamente. Obedece a ese fanatismo militante entregado ciegamente a las órdenes del Jefe, donde no se admite la más mínima crítica.
Felipe tiene 81 años, igual que yo, y dice que el edadismo, no es que sea inadmisible en una ideología progresista, sino que le parece repugnante. Totalmente de acuerdo. No descalifica a nadie, pero tampoco los aprueba. Creí entender que el único que sale con un discreto elogio es Salvador Illa. Sería interesante tener en cuenta a este hombre que le ha dado seiscientos mil votos a Pedro Sánchez en Cataluña. También es recomendable hacer el balance del resultado electoral a la hora de contentar las exigencias de los independentistas. Tanto ERC como Junts han quedado por debajo del PSC, de los Comunes y del PP, en número de votos. Felipe ha sido claro y contundente.
Se ha reiterado en que la amnistía es inadmisible y ha explicado por qué. Susana ha dicho que lo volverá a invitar a la cadena y él ha respondido que volverá cuando se lo pidan. Ahora nos toca ser crucificados por darle la razón a un hombre que la tiene y al que todos llaman jarrón chino porque creen que su tiempo ya pasó. La mayoría de los que lo dicen no le llegan a la suela de los zapatos. El problema es que son habitantes de su misma casa. Cuando alguien nuevo se encargue de fabricar los argumentarios las cosas cambiarán, y los que hoy dicen blanco mañana dirán negro, como siempre ha ocurrido.
Le han preguntado sobre si el cambio de posición sobre la amnistía, antes y después de las elecciones, le parece un fraude. Ha contestado que no es un fraude, sino una estupidez. No sé qué es peor. De cualquier forma, sus palabras no servirán para nada. Las decisiones ya están tomadas hace mucho tiempo.