Elecciones

Parece mentira, pero es real. Una vez más, Cataluña se prepara para vivir unas elecciones que, nuevamente, pretenden revestir un carácter plebiscitario a cuenta del últimamente olvidado proceso Catalán, que como la obra de Franz Kafka adquiere tintes cada vez más inexplicables. Después de que las encuestas de intención de voto separasen lo que unió el amor por una nación catalana, parece que la relación entre Artur Más y Oriol Junqueras ha vuelto a los otrora días de vino y flores y, por el interés de Cataluña, han vuelto a escenificar su buen rollo y su confianza en el proceso.

Como ya he dicho, desde el 9n parece que los telediarios han permitido a los televidentes tomarse un descanso sobre el proceso soberanista… Y judicialmente no parece haber muchas más noticias. Lo que me quiero plantear hoy aquí es si Uds. consideran eficiente que una Comunidad Autónoma repita sus procesos de elecciones cada pocos meses, con el objetivo de utilizar los eventuales resultados de las mismas a modo de acicate para presionar al Gobierno de cara a definir sus relaciones con el resto del Estado.

A mí personalmente, que soy más pragmático que idealista, me parece que en cualquier territorio existen problemas más importantes que la definición de la identidad nacional; ojo, no quiero infravalorar la importancia del sentimiento de pertenencia a un lugar, pero creo que hay problemas suficientes de los que ocuparse como para centrarnos en aquél. Al nuevo proceso de elecciones catalán se le va a unir, además, el nuevo panorama de los gobiernos autonómicos que quedará tras las elecciones de mayo de 2015 y las siguientes elecciones generales, que sin duda puede modificar la posición del Gobierno central de cara a Cataluña.

Yo, la verdad, aconsejaría a ambas partes que el diálogo, y gobernar con eficacia, ayudará a solucionar o a redefinir las relaciones entre Cataluña y el resto de España.