La formación sindical lamenta esta oleada de inseguridad, denunciando que una parte muy importante de la responsabilidad descansa sobre la alcaldesa Josefa Mesa
Hace menos de un mes, en los instantes previos a la tradicional comida de uvas para despedir el 2022, muchos nos preguntábamos cómo sería la Guía de Isora del 2023. A día de hoy podemos confirmar que no resiste la prueba del algodón: Robos con gran violencia, atracos con pistola en la sien incluida, asaltos en viviendas…Sin ánimo de ser exhaustivos ni de colapsar el corazón del algún habido lector, lo cierto es que la ola de bienestar que la socialista Josefa Mesa prometió, ha pasado de largo dejando un espumarajo un tanto pestilente. A ella le toca una buena porción de responsabilidad, puesto que su errática política en materia de personal ha conseguido ir desmantelando su Cuerpo de Policía Local, que es también el de todos los isoranos.
Las jubilaciones o la salida de agentes a otros cuerpos policiales, entre otras cuestiones, ha provocado que la mayoría de las noches e incluso algunos días, no haya patrulla en servicio, o que solamente haya un único agente. Esta merma de efectivos se halla íntimamente relacionada con el aumento de los graves problemas en materia de seguridad ciudadana aquí denunciados, los cuales se multiplican como los gremlins.
Sin embargo, la primera edil sigue instalada en su torre de marfil, sin tan siquiera reunirse con sus agentes para intentar abordar esta problemática. Reconocemos que existen asuntos muy importantes como FITUR, y que electoralmente le rentarán mucho más. Pero existe un compromiso primigenio con el pueblo de Guía de Isora, y de continuar esta escalada de violencia, cualquier esfuerzo en materia turística caerá en saco roto (muchos turistas serán suecos, pero no querrán “hacerse el sueco”).
Esta formación sindical no le puede recriminar a la Sra. Josefa Mesa que quiera seguir embolsillándose casi 60.000 euros al año sólo por el puesto de alcaldesa, pero sí que siga tomando la cabellera a la gente con tanto marketing institucional y enjuague mental, mientras la seguridad de negocios y vecinos está en el punto de mira de la delincuencia.