El Iberostar Tenerife se topó este domingo con el mayor fondo de armario del vigente campeón de la Liga Endesa, un FC Barcelona (66-80) que salió airoso del Santiago Martín, no sin dificultades, por cuanto el grupo de Alejandro Martínez no tiró nunca la toalla. Incluso, con veinte abajo (28-48, 32’), los canaristas tiraron de orgullo y fe para amagar sin suerte con la heroica antes del cierre.
Pese a la baja de última hora de Blagota Sekulic, al tremendo potencial del rival (Pascual rotó a sus doce jugadores y los doce anotaron y valoraron en positivo) y a un mal día en el triple, sobre todo en el primer acto (2/11), los aurinegros dieron la cara hasta el último suspiro. Tuvo que emplearse a fondo el Barça para superar a un Canarias correoso liderado por el buen hacer de Luke Sikma (32 de valoración) y por la casta y el compromiso del colectivo.
Sin Blago en pista (el montenegrino se ha resentido de la microrrotura fibrilar sufrida en el partido contra Estudiantes), el equipo tinerfeño plantó cara de inicio al equipo azulgrana. Un triple tras robo de Levi Rost y los balones interiores a Sikma y Lampropoulos contrarrestaron de inicio el talento de Tomas Satoransky y el poderío interior de Ante Tomic. Trató irse de entrada el Barça (9-14, 7’), pero aguantó bien el tipo el Iberostar Tenerife (16-17, 8’). Sin embargo, conforme avanzaba el partido, el equipo catalán sumaba virtudes desde el banquillo y metía progresivamente tierra de por medio en el electrónico.
Los triples de Abrines o las acciones en la pintura de Lampe y compañía penalizaban cualquier error canarista (28-44, 20’). Los peores momentos para los tinerfeños llegaron al poco de la reanudación, cuando el Barça endureció su defensa y tiró de su amplio repertorio de recursos. Sin embargo, pese a que el encuentro se puso realmente cuesta arriba (28-48, 40-59), el grupo de Martínez tuvo los arrestos para retrasar todo lo que pudo la evidencia.
El equipo insular lo intentó con cuatro pequeños en pista, descuadrando por momentos los planes visitantes, y apretando bastante en tareas defensivas. El caso es que cuando más estrechaba el cerco, y con el Santiago Martín volcado con su equipo, el Barça siempre encontró la manera de responder de manera contundente. Un triple de Abrines después del 53-63 o unos libres de Doellman justo después del 58-67 impidieron que la desventaja se rebajara lo suficiente para que los anfitriones forzaran un final más igualado.
Quedó eso sí, la constancia de que, fiel a su ADN, este Iberostar Tenerife tiene carácter y compromiso para vender cara cualquier derrota, sea cual sea el potencial del rival, en este caso, uno de los equipos más poderosos del continente.