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El fracaso escolar, un drama económico y social
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El fracaso escolar, un drama económico y social

domingo 25 de noviembre de 2018, 14:09h
Casi uno de cada cinco niños llegará a la edad adulta sin estudios. Y muchos de los otros cuatro que sí dispondrán de educación carecerán de la formación necesaria para desenvolverse con garantías en el mercado laboral actual y colaborar para que Canarias avance en la sociedad del conocimiento. Así es el drama de la educación en un archipiélago afortunado en muchas cosas, pero no especialmente en las aulas.

Canarias soporta un fracaso escolar del 17,5%. Resulta un dato preocupante a pesar de estar por debajo de la media española y de haberse reducido en 13,5 puntos porcentuales respecto a 2008. Es cierto que las Islas han experimentado una notable evolución en competencia educativa desde la instauración de la democracia, que nos ha permitido escapar del relativo grado de subdesarrollo y analfabetismo que sufría la sociedad.

Las cifras, no obstante, no son suficientes: En primer lugar, porque en su reducción ha pesa demasiado la crisis económica y el desplome de la construcción, que ha cerrado el acceso precoz al mercado laboral a muchos estudiantes. Y, sobre todo, porque estamos en el vagón medio del pelotón de cola: la tasa de abandono temprano de la educación-formación en España es de las más altas de todos los países de la UE, solo superada por Malta, y casi duplica la cifra de la UE-28 (12,1%).

Canarias, como el resto del mundo, está inmersa en un nuevo entorno tecnológico que condiciona su presente y parte de su futuro. Y a la vista está que no estamos precisamente situados en la primera posición de la parrilla de salida. Los expertos afirman que los efectos de las políticas educativas en la sociedad se evidencian entre 10 y 15 años después, coincidiendo con la integración de los escolares en el mundo laboral y social. Necesitamos, por ello, dar un salto cualitativo hacia la Sociedad de Conocimiento. Y necesitamos darlo cuanto antes.

No estamos ante un problema escolar, sino ante un problema social. La solución, por eso, no se encuentra únicamente dentro de las aulas. Sus causas son muchas: el paro, la creciente exclusión social, la escasa oferta cultural, la organización escolar, la formación del profesorado, la implicación y el nivel cultural de las familias, el mal hacer de los políticos en este tema clave y los continuos cambios legislativos con cada legislatura, la burocracia que recarga de tareas inútiles a los centros educativos...

El Círculo, por ello, propone al menos tres soluciones relevantes que permitan mejorar estas preocupantes cifras.

Hace falta, en primer lugar, un amplio debate social alejado de ideologías con los distintos sectores, que permita recabar opiniones y propuestas de todo tipo.
Después, resulta vital que se alcance un compromiso institucional que fije el modelo educativo a largo plazo (a salvo de los vaivenes políticos reflejados en las sucesivas leyes orgánicas para la educación), reforme el modelo de formación inicial del profesorado y asegure la aplicación de políticas educativas solventes.
Por último, como no, nada de esto tendrá futuro si no se mantiene un esfuerzo económico suficiente para que el sistema cuente con los recursos necesarios.
Reclamamos un sistema educativo que potencie la educabilidad (es decir el proceso permanente de aprender a aprender, tanto por parte del alumnado como del profesor); la empleabilidad, que asegure el acceso al mercado del trabajo y el desarrollo laboral; y la emprendeduría para que sean capaces de buscar (y encontrar) oportunidades a lo largo de la carrera.

El Círculo de Empresarios de Gran Canaria subraya una vez más la importancia de la educación para aspirar a tener un crecimiento económico sostenible, una apreciable calidad de vida, un desarrollo humano adecuado y una cohesión social óptima. Urge, de esta manera, UN VERDADERO PACTO SOCIAL POR LA EDUCACIÓN.
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