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El ejemplo gallego

sábado 17 de febrero de 2024, 14:00h

Este domingo los gallegos están llamados a las urnas para determinar el gobierno que estará al frente de su comunidad en los próximos cuatro años. Las encuestas apuntan a una amplia mayoría del Partido Popular -como ha venido ocurriendo históricamente- un desplome importante del Partido Socialista y un notable crecimiento del BNG (Bloque Nacionalista Gallego). A primera vista, nada especialmente llamativo pero con algunos matices a tener en cuenta.

La segura victoria de los populares no les garantiza la mayoría absoluta de la que han disfrutado en las últimas legislaturas; se pueden ganar las elecciones y pasar a la oposición. La diferencia entre ganar las elecciones y gobernar es muy importante: las últimas elecciones generales en España son un ejemplo palpable de ello.

Si el PP gallego gana por mayoría absoluta no alterará para nada las expectativas electorales previsibles en el conjunto del Estado. Parece que es su obligación y lo que se espera de un territorio eminentemente dominado por el partido conservador. Tanto si se ratifica la actual mayoría absoluta de la que gozan los partidarios de Alberto Nuñez Feijóo en Galicia, como si no alcanzan los 38 diputados para confirmarla, el Partido Popular abrirá las cabeceras de los medios de comunicación en todo el Estado.

Más discretamente se percibirá en los medios de comunicación la debacle que apuntan los sondeos de opinión publicados sobre los resultados del Partido Socialista Gallego. Todo apunta en la dirección de un retroceso muy significativo del socialismo gallego; ¿voto de castigo a Sánchez?; el tiempo dirá si el retroceso del socialismo gallego obedece más a un tema coyuntural o un voto de castigo a las políticas estatales impulsadas por Sánchez.

Las previsiones demoscópicas sitúan al Bloque Nacionalista Gallego en segunda posición y seria alternativa para presidir la Xunta sí los populares no obtienen la mayoría absoluta. Tanto sea porque suma con el resto de las fuerzas políticas de la izquierda para desalojar al PP del gobierno gallego o por situarse como segunda fuerza política en el Parlamento de Galicia, el BNG favorecerá otro gran titular en los medios de comunicación, autonómicos y estatales. El ascenso del BNG sigue la estela de lo que está ocurriendo en Euskadi y Catalunya con el crecimiento de las fuerzas nacionalistas.

La práctica desaparición de los emergentes partidos bisagras surgidos en el año 2015 ha colocado a las fuerzas territoriales-nacionalistas en la posición de claves a la hora de gobernar el Estado.

Guste más o guste menos, esa es la realidad. Descartada la posibilidad, al menos a medio plazo, de un acuerdo entre las dos grandes fuerzas estatales para gobernar en España, el gobierno actual y los futuros estarán articulados en torno al PSOE o al PP y fuerzas territoriales-nacionalistas.

Los gallegos están leyendo muy bien la deriva por la que pasa la política española y fortalecen con su voto la posición del BNG que sigue el camino de Junts, Ezquerra Republicana de Catalunya, Partido Nacionalista Vasco y Bildu.

Independientemente de la posición en la que finalmente los electores gallegos coloquen a las fuerzas políticas que les representan, lo que parece que va a ser una realidad es el crecimiento del nacionalismo gallego.

Los nacionalistas son cada día más importantes a la hora de decidir en España, los vascos, los catalanes y los gallegos lo tienen claro y por eso cada día son mas fuertes. Sin duda, las singularidades de las que gozan las tres comunidades históricas del Estado favorece el crecimiento de fuerzas políticas propias. En este contexto, Canarias es el único territorio al que Europa singulariza en sus tratados y con un altísimo potencial para que sea reconocido en lo político, en lo social y en lo económico. Es hora de la defensa de lo propio; los gallegos, vascos y catalanes llevan tiempo señalando el camino.

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