El hombre es perezoso por naturaleza, lo cual parece no ser del todo negativo si tenemos en cuenta que, gracias a esa facultad, hemos conseguido optimizar nuestras actividades y movimientos para gastar la menor cantidad de energía posible.
Lo que hasta ahora era una teoría ha sido confirmado por un grupo de investigadores canadienses, quienes además han demostrado que es el sistema nervioso el que induce a realizar el mínimo esfuerzo. Un equipo de investigadores informa en un artículo que se publica este jueves en ‘Current Biology’ que los sistemas nerviosos de los seres humanos son muy hábiles para cambiar la forma en que se mueven con el fin de gastar la menor cantidad de energía posible, es decir, que los seres humanos están programados para la pereza
Los hallazgos, fruto de un estudio de los costes energéticos de caminar, probablemente se aplican a la mayoría de los movimientos humanos, según los investigadores. “Hemos encontrado que las personas cambian con facilidad la forma en la que andan, incluyendo características de su modo de caminar que se han establecido tras dar millones de pasos a lo largo de su vida para poder ahorrar pequeñas cantidades de energía”, dice Max Donelan, de la Universidad Simon Fraser, en Canadá. “Esto es completamente coherente con el hecho de que la mayoría de nosotros preferimos hacer las cosas con un esfuerzo mínimo, como cuando elegimos el camino más corto u optamos por sentarnos en lugar de estar de pie. Aquí proporcionamos una base fisiológica para esta pereza al demostrar que, incluso dentro de un movimiento perfectamente ensayado, como caminar, el sistema nervioso controla inconscientemente el uso de energía y de forma continua re-optimiza los patrones de movimiento en una búsqueda constante de avanzar con el menor gasto posible”, explica.