Cuestión de sexo
lunes 05 de enero de 2015, 12:27h
Leí, no hace mucho tiempo en una revista histórica, que las principales decisiones políticas que han marcado nuestra historia han sido, y son, cuestión de sexo. Que las medidas más importantes que han marcado el devenir de nuestro pasado, presente y futuro han dependido de reacciones motivadas, de una u otra forma, por las relaciones e intrigas sexuales de aquellos que debían tomar la decisión en cuestión. Ponía varios ejemplos como algunos vividos por Cleopatra, Napoleón o Bill Clinton.
Pensando sobre el tema lo cierto es que hay muchas cosas que, actualmente, son cuestión de sexo. Y no del acto en sí, únicamente, sino del género. Lamentablemente hoy en día lo de ser mujer u hombre marca la diferencia. Pensaba que lo de la igualdad era un tema cada vez más superado debido a que es algo más que existente en nuestra sociedad. La desigualdad está más presente que nunca y, lo más alarmante, desde las más tempranas edades.
Un ejemplo lo viví el otro día cuando mi hija de 3 años me dijo que no podía jugar al fútbol porque eso es cosa de chicos. O que jugando a ‘monstros’ en el patio las niñas no son valientes y los niños sí. O cuando hace poco me dijo que las horquillas sólo se las pueden poner sus amigas de género femenino. Y esto con sólo 3 años. ¿Qué ocurrirá a medida que crezca? ¿Sus ideas incipientemente machistas también irán creciendo con ella?
Me preocupa, y mucho, que mi hija se convierta en una mujer que asume que sólo por el hecho de ser mujer es un ser inferior, débil o de segunda. Que por el simple hecho de tener pecho y vagina no puede ser valiente delante de un ‘monstro’ como ella lo llama.
Su padre y yo nos esforzamos por educarla en un ambiente de igualdad donde dejamos claro que cada uno es una persona diferente pero, eso sí, con los mismos derechos y obligaciones. Así pues… ¿de dónde saca esas ideas retrógradas? Del ‘cole’ quiero pensar que no… Sin embargo de algún sitio salen.
Tras observar a mi hija jugando con alguna de sus amigas tengo más clara la respuesta y eso me asusta porque la educación de mi hija en casa puedo controlarla, pero la del resto de familias no. Los niños son lo que ven. Repiten nuestras actitudes. Culo veo, culo quiero. Si la educación en el hogar es machista, la niña será machista y asumirá un papel de segunda que no le corresponde. ¿Podré, pues, protegerla del impacto negativo y machista que aún existe en nuestra sociedad? ¿Tendrá ella el carácter suficiente como para decidir por sí misma cuál debe ser su papel en esta vida? Seguro que sí. Sólo el tiempo me dará, o quitará, la razón.