
La historia del ser humano transcurre en su mayor parte con los pies desnudos y esta es la idea central de quienes disfrutan del ‘running’ sin zapatillas o con un calzado minimalista. Descubrimos algunos de sus fundamentos a la vez que nos detenemos para conocer mejor la biomecánica de los corredores del pasado. Según explica a Infosalus Santiago Ruiz, pionero del ‘barefoot running’ y uno de los impulsores del Encuentro Nacional de Corredores Descalzos y Minimalistas de España, el movimiento tiene sus orígenes en la primera década de este siglo en el ámbito científico de la mano de la Biología Evolutiva y el estudio de la capacidad natural del ser humano para correr.
Los estudios dirigidos por Daniel Lieberman, en su laboratorio de biología del esqueleto de la Universidad de Harvard en Estados Unidos se han publicado en la prestigiosa revista científica ‘Nature’ y analizan la biomecánica implicada en las carreras de fondo comparando a quienes de forma habitual corren descalzos y a quienes lo hacen con zapatillas de deporte.
Sus resultados muestran que los corredores descalzos más experimentados evitan pisar con el talón para hacerlo con la parte delantera o intermedia del pie, lo que reduce el impacto contra el suelo y hace innecesario el uso de la amortiguación presente en los talones de las zapatillas deportivas actuales. Además, los estudios muestran que estas personas corren descalzas con facilidad sobre las superficies más duras sin experimentar malestar. Sin embargo, se necesitan estudios que prueben los beneficios de esta forma de correr en relación a la menor incidencia de lesiones en comparación con quienes corren con calzado. Lo que hizo trascender del ámbito científico a la población de corredores el correr descalzo fue la publicación en 2009 de un libro que se convirtió durante semanas en uno de los más vendidos en Estados Unidos: ‘Nacidos para correr’ de Christopher MacDougall, traducido al castellano en 2011.