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Conclusiones en Egipto

Por Julio Fajardo Sánchez
domingo 20 de noviembre de 2022, 10:18h

Ha terminado la cumbre del clima en Egipto. El resultado es crear un fondo para ayudar a los países que más sufren sus efectos. Se mantiene la filosofía de que quien contamina pague un canon para compensar a los que no lo hacen. Los activistas provienen en su mayoría de las zonas más ricas, sobre todo de la UE, y representan esa contestación que surge de forma natural en las democracias más consolidadas: allí donde las condiciones de libertad les permiten hacerlo.

Estuve en Brasil hace treinta años y una sueca que llevaba una mochila llena de pegatinas para salvar al planeta me plantó una en la camisa. En la lucha por reducir el uso de combustibles fósiles, desde una situación de escasez y dificultad energética, han ganado los que consideran una necesidad el mantenerlos; para ello les pagarán algo a los que no consumen y así todos contentos. En el fondo se trata de La falsa escenificación de una acción igualitaria, como el domund, que limpie la conciencia del mundo desarrollado en su comparación con quien tiene los niveles más bajos de renta, que curiosamente coinciden con los más expuestos al calentamiento global.

La civilización siempre resuelve los problemas así, para que el rico Epulón siga contando con un pobre Lázaro que recoja las migajas que se caen de la mesa. En la información, que es lo único de que dispongo, he leído que en esos lugares desaparecerán islas enteras por el aumento del nivel de las aguas. Nunca he entendido que ese nivel crezca en unos lugares más que en otros. En la Física que me enseñaron no ocurre así. De cualquier manera, las inundaciones y sus efectos perniciosos son algo relativo. En el mundo antiguo, lo de Noé fue una selección calculada por Jahvé para eliminar a los malos y consagrar a los buenos; y las crecidas del Nilo fueron la base de la riqueza de la tierra de los faraones, que es donde ahora se discute sobre lo mismo.

La solución compensatoria adoptada en Sharm el Selj es la de siempre: imponerme una pequeña penitencia para seguir pecando, darte unas perrillas para que mires para otro lado. A ver si va a ser que con lo de Putin nos vayamos a congelar teniendo al carbón, al gasoil y a las nucleares al alcance de la mano. De todas formas, el gas ruso es tan fósil y tan contaminante como cualquiera de esas cosas, lo que pasa es que, igual que los pedos, no lo vemos. He visto una foto de unas cuantas gretas y gretos portando pancartas que construyen una sola frase. Son multirraciales, como las huchas de las misiones. Representan a la buena voluntad enfrentada con el mundo egoísta del capitalismo. Del ostentoso y del disfrazado que se esconde detrás de una organización comunista en un país de más de mil cuatrocientos millones de habitantes.

Yo vivo en una isla. Desde mi casa veo el mar y nunca he sentido miedo de que algún día me vaya a tragar. Ni siquiera cuando un volcán de La Palma haga que se desmorone toda la cumbre y nos arrase el tsunami. El que lo predice lo hace para asustar a los de Nueva York que estarán en más peligro que los que vivimos en La Laguna. Les prometo que no son estas cosas las que me quitan el sueño.

Me han enviado un video donde dicen que un pájaro come hormigas, pero cuando muera serán estas las que se lo coman a él. Es el ciclo de la vida. A pesar de todo, las cosas cambian. El agua del río, según decía Heráclito, nunca es la misma, a pesar de que tenga dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Esté en estado sólido como líquido también ocupará el mismo espacio y el hielo sufrirá un empuje igual al del volumen desalojado, como aseguraba Arquímedes. Estas cosas ya no son verdad, porque, como se cantaba en “La verbena de la paloma”, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, y todos, al menos yo lo creo así, tenemos la sensación de habernos quedado atrasados.

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