El diputado del Grupo Parlamentario Podemos Canarias Francisco Déniz ha arrancado el compromiso del consejero de Agricultura, Narvay Quintero, para modificar “antes de que termine la legislatura” en mayo de 2019, el decreto que regula la actividad de los guachinches.
“Acabar con el fraude es lo más importante, pues en estos momentos auténticos guachinches han cerrado porque les interesa más abrir como bodegones, que pueden vender lo que quieran y no solo la producción local, con el consiguiente perjuicio para el sector agrícola”, ha afirmado Déniz.
Déniz ha incidido en el hecho, también admitido por el consejero de Agricultura, de que “hay que incrementar la inspección” de los establecimientos para evitar el fraude y “exigir el cumplimiento de la normativa” con el fin de que “los guachinches que lo son cumplan con todas sus determinaciones y que los establecimientos de restauración de naturaleza diferente se abstengan de utilizar en cualquier caso la denominación ‘guachinche’ o conceptos similares que se presten a confusión”.
Ejemplo de emprendimiento
“Hay que reconocer en los guachinches un ejemplo extraordinario de emprendimiento surgido desde la base sin apoyo institucional, desde la propia iniciativa de personas y familias del medio rural insular; una manifestación de la capacidad creativa orientada a sostener la rentabilidad de la actividad agrícola”, afirma.
Además, defiende Déniz que los guachinches “propician otro uso del suelo agrícola, complementario con el mantenimiento de la agricultura”.
Ampliar la apertura a seis meses
Por ello, el próximo mes de septiembre presentará una moción para que, entre otras cuestiones y atendiendo a los cambios en la realidad productiva de este sector, se posibilite que el plazo máximo actualmente establecido de 4 meses de apertura de los guachinches “se pueda ampliar por un periodo adicional, nunca superior a 2 meses más, en aquellos casos en que la persona titular de la explotación agraria pueda demostrar de manera fehaciente que el volumen de uva cosechada en la propia explotación y de vino elaborado en la misma requiere la ampliación del plazo señalado para posibilitar su efectiva venta”.
También ha defendido que se admita la posibilidad de que “el vino comercializado en estos establecimientos pueda haberse producido por familiares del propietario del guachinche o en otra bodega de la zona, con la certificación de los consejos reguladores”.
“El guachinche contribuye a conservar el suelo agrícola con empleo digno, y garantiza nuestra soberanía alimentaria. Y urge, porque se está perdiendo la actividad agrícola, y hay que evitar que cunda el pánico en nuestras medianías, porque la gente no sabe a qué atenerse”, ha insistido Déniz.