El Gobierno de Canarias a través de un comunicado, informó que la Comisión Europea ha decidido incluir a Canarias en el grupo de regiones con un PIB medio per cápita del 65% del de la Unión Europea, en lugar del 75%, lo cual permite incrementar en un 10% la intensidad de las ayudas a la inversión para las empresas de las islas a partir del 1 de enero de 2024.
Lo anterior, sería una buena noticia, sino fuese extraída de un mal dato. Y es que prácticamente, una quinta parte del PIB de Canarias desapareció en 2020 debido a la pandemia generada por la COVID-19. A partir de ahí, paulatinamente se ha ido recuperando, teniendo que esperar a 2023 para volver a las cifras acontecidas en 2019.
Por otro lado, la evolución demográfica de las Islas ha sido positiva teniendo como principal variable explicativa la población extranjera, tras experimentar un crecimiento del 16%, teniendo en cuenta que en los últimos cinco lustros se ha asistido a un crecimiento vegetativo negativo del -126%.
Aparte del envejecimiento progresivo poblacional, la combinación de la evolución del crecimiento económico con la de la población ha originado una estrepitosa caída del PIB per cápita que, en términos comparativos con el resto del Estado español, tenía un índice del 99,6% en 1999 hasta el último dato disponible que se sitúa en el 72,6%, tras haber sobrepasado apenas el 70% en 2020.
Este dato es el que la propia Comisión Europea ha tenido como referencia para que se permita un incremento de un 10% en la intensidad de las ayudas a la inversión para las empresas en las islas a partir del 1 de enero de 2024.
Tengamos en cuenta que, con los mecanismos de recuperación planteados por parte de Europa hacia España y Canarias, la propia Comisión Europea, al tener en cuenta el importante impacto sobre la caída del PIB, recalculó, en base a los datos definitivos de crecimiento, tanto del PIB de 2020, como del PIB acumulado 2020-2021, la cuantía vinculada al MRR, incrementándose hasta los 160.000 millones de euros a precios de 2022. Ante esto, la partida vinculada a los préstamos asciende a 82.766 millones de euros de 2022, y las transferencias directas a fondo perdidos, destinados al PRTR, ha pasado los a 77.234 millones de euros a precios de 2022. De forma concreta, para Canarias, en 2022, la dotación de fondos se ha duplicado, recibiendo una partida por 1.338 millones de euros, implicando un 3% sobre el PIB regional.
Además, se debe tener en cuenta que se asiste a una paradoja en donde un mayor número de personas, trabajando en la actualidad, originan menor valor medido a través del PIB debiendo, por tanto, acudir al concepto de la productividad. Y, como el salario es lo que retribuye la productividad, la desviación en renta per cápita respecto al resto del territorio se agranda. En Canarias, teniendo en cuenta que el empleo y el PIB en 2019 eran de 940.300 personas ocupadas, según la Encuesta sobre Población Activa en una economía que generaba 47.183 millones de euros, con el consiguiente valor de la productividad aparente del trabajo ubicado en 50.179 euros/persona, en 2022 los parámetros se ubican en 990.800 personas en materia de ocupación y de 45.343 millones de euros de PIB, lo que deja a dicho concepto de productividad en los 45.764,03 euros/persona, experimentando un descenso del 8,47%.
Por esa razón hay que tener en consideración que cuando se produce una caída del PIB per cápita del Archipiélago hay que proceder a una estimulación de la actividad económica.
No obstante, sería conveniente la combinación de esta medida con otras, como sería la existencia de incentivos fiscales financieros y más en un contexto de crecimiento de los tipos de interés, y así no perder eficacia en la oportunidad generada.
Además, esta circunstancia puede incrementar el atractivo a empresas para ayudar a reactivar la economía y generar empleo. Incluso, en algunos casos, las ayudas a la inversión se pueden orientar hacia sectores estratégicos que se consideren clave para el desarrollo económico de la región.
Para construir la Canarias del futuro, tenemos que ser capaces de combinar productividad, eficiencia y capacidad de diálogo.