Ábalos

El caso Ábalos se complica. Aunque se vaya, las cosas no volverán a ser como antes. Sánchez ha actuado con el mando a distancia, demostrando que maneja a la maquinaria del partido con la mano férrea del que todo lo puede. No sé si esto es bueno o no. Hay quien dice que es un requisito para consolidar a un líder, y otros, que eso es estar al borde de la democracia abriendo la puerta a la autarquía. También aseguran que es un mal endémico de los tiempos que corren, y que la gran crisis es realmente una crisis del sistema. Quizá esto ha sido siempre así y no nos damos cuenta.

Todos tenemos algo de Putin y a un Prigozhin para que nos haga el trabajo sucio. El problema es que cuando se pasa nos lo quitamos de encima y los métodos nunca son a gusto de todos. La demostración de que Ábalos es el chivo expiatorio está en que no se quiere ir, que considera una injusticia lo que le están haciendo y que el sacrificarse por los demás no sale gratis, necesita una compensación. Y luego está lo que Koldo le pueda decir al juez, porque éste no es de palo y se corre el riesgo de que se moleste al ver lo que hacen con su antiguo benefactor. Es que en el paquete hay mucha información, y estos personajes han estado presentes en todas las operaciones siniestras de las que nunca hemos sabido nada.

Creo que sacrificar a alguien confiando en su lealtad es esperar demasiado de su capacidad heroica para soportar el martirio. Ábalos no parece ser de esos. El problema es que lo que está en juego es tan importante que ha hecho acallar al conflicto de la amnistía por unos días, y nada se puede hacer. El presidente sigue con su táctica de no intervenir directamente, enviando emisarios para que ejecuten la parte más desagradable de su sagrada misión. Pero los españoles se dan cuenta de esas cosas y hay una operación de desgaste que va en aumento sin que nadie la pueda detener.

¿Cómo afectará el caso Koldo a Illa en las próximas catalanas? Si alguien pensaba que el escándalo se iba a cortar solo con decir “y tú más” y “nosotros no somos así”, está equivocado. Aquí se percibe que las alcantarillas llevan más agua residual de la que parece. A Ábalos le han dado 24 horas. Cuando escribo esto aún no se ha cumplido el plazo.

Dicen que antes le enviaron a Cerdán, como si se tratara de Puigdemont, para convencerlo de que se fuera voluntariamente. Conociendo a la condición humana, si le ha dicho que no al Secretario de Organización es lógico pensar que haga lo mismo con el recado de la Comisión Ejecutiva. Al fin y al cabo, él ha sido todas esas cosas y sabe cómo funcionan. De perdido y abandonado, que importa que lo esté un poco más. Ya es muy tarde para que en el último minuto se arrepienta y les dé a sus compañeros la oportunidad para salir del atolladero. Cuando los métodos amistosos fallan no queda otra que la bronca, y de ahí nunca se sale bien.